domingo, 18 de octubre de 2009

Noches brillantes


“El suave vaivén de los cuerpos al danzar.
El movimiento de una copa llena a rebozar.
Las miradas cómplices a la hora de brindar.
La felicidad reinante pese a la triste noticia.
Las risas resonando por doquier.
Las lágrimas guardándose para el final.
El adiós que no se quiere ni pensar.”

Su mirada vidriosa perdida en el cielo, sus manos abrigándose en los bolsillos de su sobretodo, sus pies apoyados sobre la tierra, y la cabeza divagando en sus pensamientos.
¿Por qué no tiene la mente sobre lo que lo rodea? Parece tan perdido…
Sin embargo, se da la vuelta hacia mí, y sus labios se mueven sin decir nada… camino hacia el.

- No pude escucharte- dije- ¿Qué dijiste?
- Nada… no dije nada.- respondió abrazándome
Era yo quien ahora se encontraba con la mente en el cielo.
Permanecimos un rato así, hablando de cosas que nos resultaban interesantes, sobre filosofía y moral, sobre las ultimas novedades en tecnología.
Me sentí feliz de poder encontrar ese espacio en el cual ambos nos sentíamos cómodos.
Hable de las cosas que me gusta escribir, y el respondía con alguna critica sobre mis trabajos.

- ¿Tengo que interpretar que soy como una musa?- dijo riéndose.
- ¡Jajajaja, podrías decirlo así!- respondí sonriendo. – Eres como una musa, sí.
- Pero las musas usualmente son inalcanzables.- mencionó.
- Ahí es donde dejas de ser un sueño y te vuelves realidad.- giré para verlo y lo besé.
- Prefiero mil veces ser tangible entonces, princesa.- dijo y luego me apretó fuerte contra sí.- Te amo princesa. Me haces sentir tan feliz y tranquilo. Me haces depender tanto de ti…

- Entonces soy como una adicción, ¿verdad?- inquirí entre sus brazos
- Eres lo que mas quiero en el mundo, y lo más importante que jamás he tenido.
Sin buscarlo, mi corazón saltó de mi pecho y las lágrimas comenzaron a aflorar.
El me miró con curiosidad y sonrío tiernamente. Luego preguntó:

- ¿Por qué lloras?
- Lloro de felicidad… soy muy feliz…
Como si de repente la noche se hubiese acordado de que era año nuevo, miles de fuegos artificiales aparecieron en el cielo y la noche entera relució como un diamante.
- Quiero más noches asá para estar contigo.- le comenté sintiéndome muy infantil.
- Yo también quiero más noches brillantes.- dijo el, volviéndose al techo lejano de nubes oscuras.

lunes, 12 de octubre de 2009

El cielo teñido de negro

Había sido expulsado, echado, arrojado, despreciado.
Había caído del cielo, me habían reducido a la condición de un simple hombre, criaturas sucias, impuras y pecadoras. Aquellos seres despreciables a los cuales, Dios intenta proteger con toda su fuerza.

No perdonaré nunca más a ninguna alma humana, sin importar cual sea su pecado. Aquí, en la tierra, no veo más que impureza, seres sin completar que cometen errores, y piden perdón sin arrepentirse con sinceridad.
Dios… ¿Cómo permites que estos seres disfruten de tus obras a sus anchas, mientras ellos te ultrajan y blasfeman?
Había sido arrojado del cielo, y caí en a tierra.

Entre las cosas que los Ángeles sabemos hacer, es comprender todos los idiomas, los hábitos, las costumbre, en resumen, disponemos de conocimiento acerca toda la cultura humana sobre la vasta tierra. Cada cosa que sucede en ella, concierne a los Ángeles, y a falta de ser omnipresentes, somos capaces de observar y estudiar el mundo entero.
Cuantas veces lo habremos visto destruirse por culpa de la raza de los hombres, los seres más necios y egoístas que la habitan.
Como Ángel es mi deber guiar a las almas al cielo, pero a decir verdad, quienes trabajan en el purgatorio no saben distinguir ya entre las personas impuras y las puras.
Cuando la caída llego a su fin, me desplome sobre un suelo que no había imaginado nunca pisar, vi mis alas blancas tornarse negras y como mis plumas comenzaron a caer.

Dios… ¿No reparas en enviarme a mí a la tierra a morir, cuando otras de tus creaciones comenten pecados mas graves? Yo todo lo que he hecho ha sido para cumplir tu voluntad, mi Dios.
El lugar en el cual me hallaba constaba de la triste vista de un callejón oscuro y gris, y de una muchacha joven de pie junto a mí. Llevaba consigo unas bolsas, lo que delataba que había estado comprando, además de una expresión asombrosamente llena de temor. Temor de Dios… Que placer sentí a darme cuenta de que al menos alguien poseía aun ese hermoso don.

- ¿Eres un Ángel? - Inquirió. Sus ojos maravillados se posaban una y otra vez sobre mi, como intentando disipar las dudas que pasaban a toda velocidad por su limitada mente.
- He sido un Ángel… solo que he caído del cielo - Afirme –Soy un ser realmente desdichado, mi querida Lizzie.- Comenté, y me deleitó ver como el miedo tomaba consistencia en su delicada expresión. Me basto con verla para saber todo sobre ella. Un truco que todavía poseía pese a mi nueva condición.

- ¿Cómo sabes mi nombre? - Dijo retrocediendo, tal y como había planeado.
- Es mi deber, por que yo seré quien te conduzca al cielo - Conteste levantándome del suelo y mirándola de reojo.
Su hermoso rostro se lleno de una enorme congoja, y las lágrimas se agolparon sobre sus ojos, mientras yo sentía como su corazón se oprimía y agitaba con cada palabra que le decía.
- ¡No me lleves aun contigo! – Dijo mientras me abrazaba y gemía lastimeramente – Todavía tengo que cumplir con mi promesa.

El tacto de su tembloroso cuerpo contra el mío, me lleno de asco y desprecio. Tanta repulsión me causo, que de un simple golpe la aparte de mí y ella cayó sobre el suelo con su labio inferior partido en dos.
- No soy un dios de la muerte, jovencita – Exclame lleno de indignación, mientras me daba la vuelta para no verla. – Soy un Ángel caído. – Repetí mientras tomaba una de mis plumas negras y se la arrojaba sobre sus rodillas. – Contempla, esta es la condición a la que he sido reducido.

Anonadada por mis turbadoras palabras, Lizzie permaneció en silencio, sin saber que responder.
Miraba mi espalda surcada por las cicatrices de los latigazos que habían formado parte de mi castigo en el cielo, mientras las plumas oscuras se desprendían lentamente de mis alas llenando el callejón. Se deshacían por que mi poder para mantenerlas ya no estaba.

Ante esta situación, ella emanaba un aura de pureza que jamás había sentido en toda mi existencia milenaria. Una pureza que me tentó, al igual que la serpiente a Eva, para conducirme ligeramente hacia lo que en ese momento no imagine como un pecado.

Me acerque a ella, y su cara quedó a apenas unos escasos centímetros de la mía. Sentí su aliento calido y a su vez como esa atracción se volvía más fuerte. La Lujuria me invadió.
- ¿Serías capaz de hacer algo por mi? – Pregunte- Ayúdame a regresar al cielo.
Se muy bien que Mentí para alcanzarla, que mi Egoísmo había sido mas fuerte que yo.
Pero era un humano… Son cosas que solo les pasan a ellos.
Lizzie asintió con sencillez, y sus trasparentes ojos revelaron ante mi una verdad irrefutable. Sentí pavor de mi cruel deseo, pero aun así lo lleve a cabo hasta el final.
- Entonces, quédate ahí.

Posé mis labios en los suyos, y mis brazos a su alrededor, tratando de contener todo su cuerpo con el mío. Mientras mis alas nos cubrían, un haz de luz surgió de ella y ambos nos fundimos en el otro.
Sentí una calidez y seguridad totales, además de una extraña sensación de estar finalmente completo. La Gula me invadió y quise más.

Me torné parte de ella para compartir su pureza con la mía.
Mis alas se despedazaron por completo y mis plumas se desvanecieron junto con la luz.
Nuevamente reino la oscuridad, y me desmayé.

Yo era un Ángel… había caído del cielo.
Me había convertido en humano.
Y había sentido por primera vez el amor sin comprenderlo.

Fuego en sus ojos


“Su mirada fría me caló por dentro, y sus palabras agudas como cuchillos me atravesaron sin piedad. Sentí en carne propia lo que yo había hecho como nunca antes.
Dolía tanto cada una de sus expresiones y gestos que no soportaba verlo a la cara.
Lo sentí absolutamente todo: el enojo, la rabia, la tristeza, la melancolía, regresando a mí pese a que no era yo a quien se referían si no a mi actitud
No me observaba con desprecio o descontento, tan solo me veía y nada más.

El fuego que el poseía no se había desvanecido. Dentro de el ardía furiosamente, como cuando uno arroja a una fogata casi extinta un pedazo de papel, y este arde rápidamente y se apaga casi al mismo tiempo que comenzó a quemarse.
Empecé a llorar, pero sabía que las lágrimas no lo conmovían en lo más mínimo.
Pero esa no era la intención de mi llanto. Buscaba alguna manera de sentirme mejor, y esa era la única que conocía. No trató de consolarme, ni tranquilizarme; tan solo esperó que me calmara sola.”

Por más que diga que detesto tanta frialdad, el consiguió que aprendiera a medirme en mis acciones para no lastimar a los demás. Para no volver a decir esas palabras y tratarlo de aquel modo sin razón.
Por que sus palabras no eran para herirme, si no para hacerme entender lo que yo había hecho."

Completa

A veces no le ves el sentido a la vida, y te pierdes entre cosas que no son capaces de llenarte. Soles pensar que todo tiene solución pese a que no sea así, porque es una manera de no caer. También te arrastras entre las masas para poder pertenecer a alguna parte, y todo eso es muy lógico. Yo no soy la excepción de las reglas naturales.

No se como decirlo con claridad, pero siento que estoy siendo yo misma, con un constante riesgo de perderme en mi propia oscuridad y luz, pero igualmente yo misma.

Hay tan solo una persona que yo percibo como completa, y lamentablemente no puedo hablar con ella tanto como quisiera. Me gustaría decirle que admiro su entereza y noto que me falta mucho para alcanzar tal nivel.

Pero lo que también me reconforta, es saber que avancé bastante desde que este proceso comenzó en mi; y que los resultados nos aparentemente notables en mis actitudes.

Se que hay muchos disconformes con eso, pero no necesito depender de esas opiniones si busco el camino hacia la autonomía. Busco el camino para convertirme en un ser completo.

Y algún día estoy segura de que alcanzaré a decir:

“La oscuridad y la luz no me controlan, yo no caigo en ellas si no es a intención. Ellas son mis armas y yo soy quien posee verdadero poder sobre ellas.”